El cuento de El príncipe feliz (The Happy Prince) es una obra muy conocida de Oscar Wilde escrita en 1888. El relato de El Príncipe Feliz se trata de una estatua situada en una ciudad imaginaria. Al lado de la estatua se encuentra una golondrina (swallow) de paso en su fase de migración. Hablan los dos de la ciudad y la gente que vive en ella. Se narran escenas de las vidas cotidianas tanto de la gente importante como de los pobres. El cuento es una alegoría que refleja los valores de la sociedad en que vivimos.
The Happy Prince (El príncipe Feliz) se presenta aquí por pequeñas secciones para su estudio del vocabulario en inglés. Cada sección incluye el texto en inglés con algunas palabras claves resaltadas. Las palabras seleccionadas son también modernas de uso común hoy en día. El estudiante lee el texto y o por el contexto o por comparar con la versión incluida aquí en castellano, se fija en estas palabras claves. Luego, el estudiante hace clic en "Test / Story" para hacer una prueba de su inglés. Así, pasando las secciones una a una, el estudiante puede mejorar y enriquecer sus conocimiento de inglés.
Este cuento de The Happy Prince (El Príncipe Feliz) y su traducción al español se encuentran en el dominio público y se reproduce aquí sin necesidad de solicitar derechos de divulgación.
HIGH above the city, on a tall column, stood the statue of the Happy Prince. He was gilded all over with thin leaves of fine gold, for eyes he had two bright sapphires, and a large red ruby glowed on his sword-hilt. He was very much admired indeed.
"He is as beautiful as a weathercock," remarked one of the town councillors who wished to gain a reputation for having artistic tastes; "only not quite so useful," he added, fearing lest people should think him unpractical, which he really was not.
"Why can't you be like the Happy Prince?" asked a sensible mother of her little boy who was crying for the moon. "The Happy Prince never dreams of crying for anything."
"I am glad there is some one in the world who is quite happy," muttered a disappointed man as he gazed at the wonderful statue.
"He looks just like an angel," said the charity children as they came out of the cathedral in their bright scarlet cloaks and their clean white pinafores.
"How do you know?" said the Mathematical Master, "you have never seen one."
"Ah! but we have, in our dreams," answered the children; and the Mathematical Master frowned and looked very severe, for he did not approve of children dreaming.
La estatua del Príncipe Feliz se alzaba sobre una alta columna, desde donde se dominaba toda la ciudad. Era dorada y estaba recubierta por finas láminas de oro; sus ojos eran dos brillantes zafiros y en el puño de la espada centelleaba un enorme rubí púrpura. El resplandor del oro y las piedras preciosas hacían que los habitantes de la ciudad admirasen al Príncipe Feliz más que a cualquier otra cosa.
-Es tan bonito como una veleta -comentaba uno de los regidores de la ciudad, a quien le interesaba ganar reputación de hombre de gustos artísticos-; claro que en realidad no es tan práctico -agregaba, porque al mismo tiempo temía que lo consideraran demasiado idealista, lo que por supuesto no era.
-¿Por qué no eres como el Príncipe Feliz -le decía una madre afligida a su pequeño hijo, que lloraba porque quería tener la luna-. El Príncipe Feliz no llora por nada.
-Mucho me consuela el ver que alguien en el mundo sea completamente feliz -murmuraba un hombre infortunado al contemplar la bella estatua.
-De verdad parece que fuese un ángel -comentaban entre ellos los niños del orfelinato al salir de la catedral, vestidos con brillantes capas rojas y albos delantalcitos.
-¿Y cómo saben qué aspecto tiene un ángel? -les refutaba el profesor de matemáticas- ¿Cuándo han visto un ángel?
-Los hemos visto, señor. ¡Claro que los hemos visto, en sueños! -le respondían los niños, y el profesor de matemáticas fruncía el ceño y adoptaba su aire más severo. Le parecía muy reprobable que los niños soñaran.