"How wonderful the stars are," he said to her, "and how wonderful is the power of love!"
"I hope my dress will be ready in time for the state-ball," she answered; "I have ordered passion-flowers to be embroidered on it; but the seamstresses are so lazy."
He passed over the river and saw the lanterns hanging to the masts of the ships. He passed over the Ghetto and saw the old Jews bargaining with each other and weighing out money in copper scales. At last he came to the poor house and looked in. The boy was tossing feverishly on his bed, and the mother had fallen asleep, she was so tired. In he hopped, and laid the great ruby on the table beside the woman's thimble. Then he flew gently round the bed, fanning the boy's forehead with his wings.
"How cool I feel," said the boy, "I must be getting better";
And he sank into a delicious slumber.
Then the swallow flew back to the Happy Prince and told him what he had done.
"It is curious," he remarked, "but I feel quite warm now, although it is so cold."
"That is because you have done a good action," said the Prince.
And the little swallow began to think, and then he fell asleep. Thinking always made him sleepy.
-¡Qué lindas son las estrellas -dijo el novio- y qué maravilloso es el poder del amor!
-Ojalá que mi traje esté listo para el baile de gala -contestó ella-. Mandé a bordar en la tela unas flores de la pasión. ¡Pero las costureras son tan flojas!
La golondrina voló sobre el río y vio las lámparas colgadas en los mástiles de los barcos. Pasó sobre el barrio de los judíos, donde vio a los viejos mercaderes hacer sus negocios y pesar monedas de oro en balanzas de cobre. Al fin llegó a la pobre casa, y se asomó por la ventana. El niño, en su cama, se agitaba de fiebre, y la madre se había dormido de cansancio. Entonces, la golondrina entró a la habitación y dejó el enorme rubí encima de la mesa, junto al dedal de la costurera. Después revoloteó dulcemente alrededor del niño enfermo, abanicándole la frente con las alas.
-¡Qué brisa tan deliciosa! -murmuró el niño-. Debo estar mejor.
Y se quedó dormido deslizándose en un sueño maravilloso.
Entonces la golondrina volvió hasta donde el Príncipe Feliz y le contó lo que había hecho.
-¡Qué raro! -agrego-, pero ahora casi tengo calor; y sin embargo la verdad es que hace muchísimo frío.
-Es porque has hecho una obra de amor -le explicó el Príncipe.
La golondrina se puso a pensar en esas palabras y pronto se quedó dormida. Siempre que pensaba mucho se quedaba dormida.